Casa de muñecas es considerada por muchos como la primera obra teatral feminista, llegando a su clímax cuando la protagonista Nora rechaza su matrimonio y su vida sofocante. Solness, el constructor explora las necesidades del artista versus las de la sociedad, a la vez que los límites de la creatividad artística, mediante el envejeciente arquitecto Halvard Solness quien se siente presionado por una generación más joven, idealista y ambiciosa de arquitectos, y quien teme el decaimiento de su propia creatividad.