Perder a un ser querido es una experiencia devastadora. Muchos de nosotros nos esforzamos por manejar, minimizar e incluso evitar el dolor mental, emocional y físico que nos golpea. En nuestra desorientación nos preguntamos: ¿Por qué hemos sufrido esa pérdida tan demoledora? ¿Cómo podemos sobrevivir el tiempo venidero? ¿Qué puede ayudarnos en el futuro? ¿Tiene sentido el sufrimiento que afrontamos?