El autor de este libro tiene presente que no siempre abundan razones para leer los diarios, aunque también sabe que no puede vivir sin ellos, como muchos otros que frente al imperio de la imagen prefieren el análisis que permite la letra impresa. Este convencimiento resulta de la tensión que hay entre las insuficiencias éticas y profesionales de los periodistas y su indudable aporte a la democracia mexicana. Primera plana. La borrachera democrática de los diarios recupera la memoria, esencial en la palabra escrita, para demostrar la todavía frágil cultura democrática que ha llegado a entender la libertad de expresión por encima de otros derechos esenciales, incluido el de la propia información. Con los datos en el papel, Marco Levario Turcott nos adentra en un mundo terrible de simulación donde lo secundario llega a ser importante y la injuria o la invasión de la privacidad una noticia. Pero en cada línea está la certeza de los avances periodísticos que a diario constatamos en los diarios y, en consecuencia, la apuesta porque aquel proceso se acelere dentro de un nuevo marco normativo que haga más diáfano el rostro de la modernidad.
