Hasta hace poco la oposición política fue la gran ausente en los afanes de reconstrucción institucional del siglo XX mexicano. Las batallas liberadas desde la oposición y, en particular, las movilizaciones que generaron los distintos candidatos a la Presidencia de la República desde 1929 hasta 1952, fueron relegadas al olvido por una historiografía interesada en destacar los beneficios de la estabilidad política y el desarrollo económico, aunque ello implicara postergar la construcción de un verdadero orden democrático.
Ruptura y oposición. El movimiento henriquista, 1945-1954, se propone subrayar por el contrario la presencia y voluntad de participación de amplios sectores sociales que, en la coyuntura electoral de 1951-1952, manifestaron su descontento por la vía política desde la oposición sentando un importante precedente en los intentos de cambio democrático a mediados del siglo XX. Recordar la historia del movimiento henriquista, resulta especialmente relevante a la luz del agotamiento de un orden político que se propuso como tarea esencial frenar, manipular y combatir la construcción de opciones opositoras.
