En 1957 se presentaron tres piezas teatrales de Elena Garro en el cuarto programa de Poesía en Voz Alta. Su obra es punta de lanza para el desarrollo del realismo mágico en la dramaturgia, rompe con la tendencia costumbrista de la época y logra lo que ningún otro había hecho: construir teatro a partir de atmósferas, símbolos y espacios