Cuando los amigos de Gallardo Ediciones me pidieron hacer un breve análisis sobre la reforma Constitucional sobre la Guardia Nacional y las leyes secundarias que de
ésta se derivan (Ley de la Guardia Nacional, Ley Nacional del Uso de la Fuerza, Ley Nacional del Registro de Detenciones y reformas a la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública), fue casi de inmediato que vino a mi mente el recuerdo nostálgico y el reconocimiento al gran trabajo y esfuerzo que realizaron muchos amigos y ex compañeros de la Secretaría de Seguridad Pública (2000-2012) y de la Policía Federal.
De ella se desprende, hubo fallas que eclipsaron momentáneamente la imagen institucional, pero también deben mencionarse los grandes aciertos de su trabajo, que desafortunadamente al día de hoy, con los cambios en la política nacional, no permitieron alcanzar su consolidación.
Acto seguido, no pude dejar de mencionar en la reunión de trabajo relativa a la edición que tiene en sus manos que, así como en muchas culturas del mundo subsiste la tradición de tirar lo "viejo e inservible" para dar la bienvenida al nuevo ciclo solar, esta costumbre, de igual forma, trasladada a la materia de seguridad pública, ha sido una constante en México.
Debemos mencionar que dicha tradición ancestral, en naciones como Argentina, Colombia, Corea, Israel, Italia y Perú; se encuentra aún presente. En lo que toca al caso de México, recuerda una antigua tradición azteca: la Ceremonia del Fuego Nuevo.
En la cosmogonía mexica dicha ceremonia consistía en un complejo andamiaje de conceptos orientados al mantenimiento del orden universal a través de la interactuación del hombre con los dioses y la naturaleza; es decir, se esperaba el cambio de
un ciclo al tiempo que se conservaba el orden de las cosas.
