Pocos conceptos son tan recurrentes en la historia de las ideas como el de la dualidad. Fundamento de doctrinas religiosas y filosóficas, la idea de que la naturaleza humana puede explicarse a partir de dos principios irreductibles y antagónicos ha estado ahí desde el inicio. Podemos llamarle bien y mal, espíritu y materia, razón y pasión, esencia y existencia. Lo cierto es que entendemos el universo y nuestro lugar en él a partir de binomios de oposiciones constitutivas. Ese es el detonante de la trama de esta paradigmática obra literaria: un hombre que se reconoce escindido entre el bien y el mal y que busca disolver el conflicto. La resonancia y vigencia de esa idea se constatan en la respuesta que tuvo la novela al momento de su publicación y hasta hoy: un éxito inmediato con miles de copias vendidas en meses, seguido en nuestra época por incontables representaciones teatrales, cinematográficas y referencias en la cultura popular. En pocas palabras, el dualismo ontológico sigue guiando nuestra mirada en el espejo.
El tema no le es ajeno a Felipe Ehrenberg, artista responsable de las obras que ilustran esta edición. En 1975 recibió la Beca Guggenheim por su investigación sobre la dualidad de la cultura latinoamericana, y en su trayectoria se ha acercado en más de una ocación al tema del binomio vida muerte. En esta ocasión abordó la dicotomía de El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde a partir de un sencillo pero potente recurso plástico: obras a dos colores. Demostrando su maestría como dibujante. Ehrenberg utilizó el contraste de las tintas, el carbón y la sanguina para subrayar el cisma de los personajes y del Londres victoriano en el que se desenvuelven y para enfrentarno con ese otro que acecha a la vuelta de cada página.
