1919. Una lesión fatal en la Gran Guerra trunca la brillante carrera como bailarín de Lou Crane. En el funeral de su mejor amigo, un conocido se apiada de él y le consigue un puesto como profesor de artes escénicas en un pueblo remoto cuyos habitantes se esfuerzan por revivir tras el estrago de los bombardeos. Lou, sin ilusión por el futuro, acepta a regañadientes. Entre las paredes del salón de actos del pequeño ayuntamiento descubre que presencias invisibles le observan: fantasmas infantiles que han quedado atrás, sin entender la muerte ni saber cómo abandonar el mundo de los vivos. Lou se dispone a ayudarles de la única forma que sabe: mediante el arte de contar historias. Pronto descubre que cada una de ellas tiene un precio
