Mariano Matamoros era un cura sereno cuando se lanzó a la guerra de independencia, pero llegó a ser en poco tiempo no sólo el brazo derecho de José María Morelos y Pavón, sino el segundo hombre importante del Ejército Insurgente. Después de Morelos, estaba él como comandante en jefe de los ejércitos de las provincias de Tecpan, Oaxaca, México, Puebla, Veracruz y Tlaxcala, con el mandato expreso de que en caso de faltar el Generalísimo, don Mariano tomara su lugar. Y no fue sólo porque sabía escribir con pulcritud y elegancia, a diferencia de don Hermenegildo Galeana, quien pudo haber sido el segundo por su arrojo, sino porque era un gran estratega, un militar nato y un hombre virtuoso. Esta novela #la primera que se escribe sobre Mariano Matamoros# descubre para el lector las pasiones y contradicciones, la vocación religiosa y los arrebatos terrenales del hombre que fue en todo momento un resplandor en las batallas del Ejército Insurgente por su conducta, organización y mano firme para castigar a los que robaran al enemigo o saquearan sus propiedades, y pone de manifiesto sus principios de vida y sus acciones de muerte y destrucción, así como un juicio revelador que no pudo degradarlo de su condición de sacerdote. Silvia Molina, con esta obra, nos desmuestra por qué es una de las narradoras más importantes de México.
