Dentro de los países de América Latina, México se encuentra en los primeros lugares en superficie de área embalsada; sin embargo, su distribución espacial y temporal es muy irregular, resultado de una topografía accidentada y diverdisad de climas, en los que predomina el semiárido (=60%).
El país cuenta con un mayor número de cuerpos de aguas interiores o continentales que costeros, sujetos a una amplia variedad por cambios externos interanuales en la precipitación. Según algunos autores, el tamaño predominante está entre una y 10 hectáreas y otros señalan entre 11 y 100 hectáreas; esto depende de la interanualidad pluvial, de ahí la necesidad de realizar estudios acerca de la conservación ecológica y el manejo del agua.