Es evidente que aspiramos a creas sociedades más justas, debemos analizar con detenimiento las formas del ejercicio del poder, lo cual supone estudiar los procesos históricos que las crearon. Para el caso de América Latina, ello nos lleva inevitablemente al análisis de las sociedades del Antiguo Régimen y, de forma particular, al estudio de los siglos XVI y XVII. La investigación de las sociedades estamentales coloniales en las que la desigualdad y las relaciones de poder personales eran los elementos principales del sistema sociopolítico es un requisito indispensable para imaginar cuáles pueden ser las estrategias necesarias para alcanzar el tan ansiado desarrollo político, en virtud del cual la toma de decisiones se realice mediante las instituciones en favor de toda la ciudadanía y no por las voluntades individuales y con fines particulares. Sólo así lograremos alejar los fantasmas de ciertos populismos que prometen, como cantos de sirena, soluciones redentoras mágicas en los momentos de crisis.