Los nazis no se distinguieron por apreciar a la mujer, pero ello no impidió que muchas acataran su ideología y la llevaran a un grado superior de maldad. La mujer nazi fue inspiradora, cómplice y alguna de ellas verdugos implacables.
A muchos puede parecerlesexcesivo el término de "bruja" para describir a las vigilantes nazis, pero si los hombre de Hitler fueron perversos, ellas, las carceleras, las guardianas de los campos de concentración, supusieron la mano ejecutora e implacablede la justicia aria. Detrás de sus rostros, a veces encantadores, se escondían demonios dispuestos a hacer respetar los ideales del régimen con singular y estricto apego a lo demandado por los dirigentes nazis. Con autoridad, estas mujeres revelaron su lado más oscuro canalizándolo en propinar los más brutales y salvajes castigos que la mente humana pudiera concebir.