CERVANTES WILDE AROZIN TRES ESCRITORES ANTE EL DERECHO PENAL

CERVANTES WILDE AROZIN TRES ESCRITORES ANTE EL DERECHO PENAL

CARRANCÁ Y RIVAS RAÚL / POLAINO-ORTS MIGUEL

$190.00
IVA incluido
En stock
Editorial:
FLORES EDITOR Y DISTRIBUIDOR S.A. DE C.V.
Materia
DERECHO
ISBN:
978-607-610-426-2
Idioma:
Castellano

2016 es un año pródigo en centenarios literarios ilustres: Miguel de Cervantes, William Shakespeare, el Inca Garcilaso de la Vega, Ramon Llull (Raimundo Lulio), Rubén Darío, Camilo José Cela... De muchos de esos autores he hablado, personalmente, con el Dr. Don Raúl Carrancá y Rivas, eminente jurista y escritor, continuador supremo de una dinastía de humanistas: la última vez, en septiembre de 2015, durante la fiesta de su 85 cumpleaños, en su casa de Cuernavaca, entre tequilas y mariachis, con su familia, entre sus libros, con sus amigos. Ahí, de esa conversación, surgió la idea de este libro: una visión que ofrecen dos juristas degustadores de las buenas letras de la relación entre el Derecho y la Literatura a través de tres de sus protagonistas imperecederos a lo largo de varios siglos. En esta obra se publican tres ensayos poco conocidos o inéditos (inéditos, al menos, en la versión que hoy ve la luz) sobre aspectos jurídico-penales o penitenciarios de tres autores de renombre universal: Cervantes, cuyo cuarto centenario de su muerte se ha conmemorado en abril de 2016, el gran Oscar Wilde y José Martínez Ruiz, Azorín, fino prosista, maestro del estilismo y destacado representante de la Generación literaria del 98. A esos estudios les antecede un extraordinario “Ensayo preliminar”, a modo de prólogo, del Dr. Carrancá, sobre la relación -íntima, fluida, esencial- entre el Derecho y la Literatura: un puñado de páginas deliciosas, la mejor introducción que este libro hubiera podido soñar. Conocí personalmente al Dr. Carrancá y Rivas durante mi primer viaje a México, hace ahora quince años. Viajamos juntos, con otros penalistas queridos (Carlos Daza, Miguel Mancera, Nieves Luna Castro… y mi padre, Miguel Polaino Navarrete), a Chiapas donde participamos en unas Jornadas consagradas en su honor. De vuelta a México D.F., asistí a una de sus clases excelentes en la UNAM, a primera hora de una mañana luminosa y deslumbrante, y luego comimos en “Los Arcos”, de San Jerónimo, junto a Don Fernando Castellanos Tena, Don Ricardo Franco Guzmán, Don Luis Fernández Doblado, Don Rafael Márquez Piñero, la plana mayor del penalismo mexicano. Don Raúl estuvo elocuente, ocurrente, brillante. Yo, agresivamente joven entonces, lo admiraba ya en la distancia (había leído su nombre, elogiosamente citado, en las apretadas líneas del Tratado de Derecho penal del gran Jiménez de Asúa, amigo suyo, amigo de su padre) y ahora, al cabo de los años idos, mi admiración ha ido en aumento. Es un gusto escucharle -ganó en su juventud un Certamen Nacional de Oratoria, que tuvo, por cierto, a Don Porfirio Muñoz Ledo, su entrañable amigo y compañero, como finalista- y es, también, un gusto leerle. Aunque solo fuera por eso, este libro merecería la pena. Para mí, además de merecerla, constituye un orgullo. No todos los días publica uno un libro en tan honrosa compañía, junto a tan destacado coautor. Estoy seguro de que Vdes., cuando hayan leído este libro, me darán la razón. Y, ahora, un consejo, una sugerencia: pasen rápidamente las páginas de las que yo soy responsable y deléitense con las que firma Don Raúl. Y que Vdes. lo disfruten.