Los problemas que surgen para madres y padres cuando sus hijos ya adultos se van alejando suelen sobrellevarse con la precaria ayuda"lógica"del sentido común. ¿Acaso no sería vergonzoso admitir que no estamos a la altura de algo socialmente tan obvio? Sin embargo, muchas personas se hunden en graves depresiones o niegan del todo la realidad del problema, cerrándose así las perspectivas de una positiva redefinición de la propia vida.
Verena Kast, a partir de su amplia experiencia psicoterapéutica, nos enseña que en el proceso del desprenderse de los hijos está una vivencia específicamente humana: el dolor psíquico de la pérdida.