Pepe y su abuelo José no sabían leer ni escribir. Un día, tuvieron una discusión y, para comunicarse entre ellos, contrataron a Miguel, cuyo trabajo era leer y escribir para personas analfabetas. Se pasaron muchas cartas de uno a otro, mientras que Pepe le pagaba a Miguel yendo a la escuela, y José le pagó con flores de su propio jardín. Pepe siguió yendo a la escuela y escribió una carta al gobierno solicitando una pensión para su abuelo. * 2000 Premio Hans Christian Andersen por la escritura