Una madrugada de enero de 1568 Felipe II arrestó al príncipe Don Carlos. ¿Qué delito de lesa majestad atribuyó a su único hijo varón? ¿La sospecha de amoríos con su madrastra, la reina Isabel de Valois? ¿Su supuesta connivencia con los conspiradores holandeses? Aquel hecho insólito no dejó indiferentes ni a los cortesanos de Madrid ni a las cancillerías europeas, oprimidas por la política internacional del monarca español.