La gente normal culpa a los demás de su infelicidad, piensa que el infierno son los otros, confunde sus deseos con la realidad, tiende a magnificar las cosas y a asustarse de sus propias exageraciones, cae con frecuencia en la indefensión, condena a los demás y se condena a sí misma, sobregeneraliza, juega al adivino, es víctima del pensamiento dicotómico, viola la mente de los otros, saca conclusiones arbitrarias, personaliza, piensa con las vísceras.