Pocos poetas han logrado, en vida y aun de después de muertos, la constante fortuna, el admirado aplauso, la devoción apasionada y, en suma, la gloria artística que alcanza la laureada figura de Francesco Petrarca. Y es que Petrarca fue el primer gran poeta moderno de las culturas grecolatinas; y no sólo el primero en el orden, meramente cronológico, sino que, indudablemente, fue el primero por la hondura de su obra y su influjo en las generaciones posteriores. La lección que nos dejó Petrarca con su ?Canzoniere? está viva todavía hoy, a más de seis siglos de distancia. Frente a su poesía el lector abandona, como sin quererlo, su propia dimensión humana, su situación sentimental, para arribar, lleno de gozo, a otro mundo hecho de sentimientos; un mundo en el que los cinco sentidos se funden en uno solo, desconocido y nuevo: síntesis, armonía superior, belleza, paz y amor.