Don Quijote, testimonio de la bondad y la grandeza de alma, y Sancho Panza, socarrón y egoísta, simbolizan dos tendencias de nuestro espíritu que son y serán las mismas en todos los tiempos pasados, presentes y futuros. Por eso es inmortal el libro de Cervantes, en el cual encontraréis a cada lectura nuevas y más amables bellezas.