Un relato breve es contundente, y debe ser preciso en la cantidad de palabras empleadas para que no se convierta en redundancia y se corra el peligro de perder al lector.
En la tumba del alacrán encontraremos relatos crudos y desgarradores, así como algunos plagados de humor negro. También leeremos cínicos relatos. Todos contados con el alma en la mano, tan así que en muchos nos sentiremos identificados, y quizá incómodos.
Esa es la maestría de Eusebio Ruvalcaba -uno de los mejores cuentistas mexicanos-, lograr que un relato breve esté cargado de emociones y ocasione recuerdos y añoranzas. Estamos seguros, querido lector, que lo disfrutará.