La historia del druidismo, fragmentaria y parcial, resulta mal conocida a causa de la aversión de los druidas a consignar por escrito sus enseñanzas, con lo cual, inevitablemente, con el paso de los siglos, la mayor parte de sus tradiciones se han perdido. Druida es aquel que "conoce", es decir, aquel que gracias a sus conocimientos está facultado para ordenar la sociedad en todos sus ámbitos, desde el económico al sagrado.
Los druidas establecen un nuevo orden social en la Europa antigua, orden que, inspirado en su peculiar cosmología, les lleva a desarrollar una concepción de lo profano y lo sagrado que a su vez engendra el prodigio de que el hombre se asocie no sólo al mundo de afuera que él construye con su propia aportación sino que, al mismo tiempo, se sienta incorporado a los ritmos cósmicos que proceden del Otro Mundo: aspectos desconocidos de la realidad que, sin embargo, llegan a su percepción no racional gracias al hálito maravilloso que los druidas han hecho fructificar en él.