Sabemos que tapar una herida sin limpiarla no es una buena idea y que, aun después de hacerlo, lo mejor es dejarla secar al aire. Así se irá cerrando, se volverá una cicatriz y dejará de doler. Al mirarla, recordaremos lo que pasó, pero ya no sentiremos dolor.
Si, por el contrario, tapamos la herida, es posible que acabe infectándosey generando un problema mucho más grave. Con las heridas emocionales pasa lo mismo, Cuando algo nos ha dañado, hemos de entender cómo nos afecta y ver si hay bloqueos que nos siguen limitando.