La locura, como genéricamente se conoce a desvaríos, alucinaciones o conductas extrañas de todo tipo aparentemente opuestas a la razón, o las psicosis, como llaman los psiquiatras a un amplio grupo de trastornos que van desde la esquizofrenia hasta la depresión y otras calteraciones del almau201d, por mucho tiempo se han asociado con la creatividad. De Platón hasta hoy, el genio y la locura han sido una pareja por igual tolerada que perseguida. Extravagancias, delirios y conductas excéntricas se han relacionado con las celebridades, y éstas se han esforzado por consagrar el mito. Los descubrimientos de las funciones cerebrales han desmentido que la enfermedad mental esté causada por hálitos divinos o demoniacos, y la han expropiado del territorio de las supersticiones para llevarla a los senderos de la razón. En estas páginas, en las que merodean pintores y literatos sanos y enfermos, las ideas románticas sobre la creatividad y la demencia son examinadas a la luz de las neurociencias y la psiquiatría contemporáneas, en un afán de romper falsas ilusiones y de averiguar qué tan cierto es que haya que estar loco para ser un genio.