La filosofía y el enfoque espiritual de De Mello nos abren los ojos a una verdad esencial: todo está bien.
Aunque reine el caos, todo está bien.
Si esto es cierto, se deduce que todos estamos bien, sin que haya nada que arreglar o cambiar en nosotros. No somos un problema que haya que resolver.
Tony afirmaba que no hay que hacer nada, que basta con estar atento y despierto. Según él, la conciencia hace posible que la propia realidad te cambie. Basta con ser consciente para que la carga de falsedad y neurosis desaparezca, y para que tus ojos se abran a la divinidad que te rodea. De este modo, te das cuenta de que todo está bien, de que ya eres feliz ahora mismo y siempre lo has sido, de que ya estás en paz en este instante y siempre lo has estado, pero no lo sabías.
