En el contexto de la evolución humana, un hecho inédito y radical ha ocurrido en menos de 50 años: la composición corporal de nuestra especie ha cambiado de manera significativa. Si bien los humanos actuales no somos muy diferentes de los que habitaron
África hace 150 000 años, es inobjetable que nuestro cuerpo tiene ahora un porcentaje sustancialmente mayor de masa grasa debido a la alteración de los hábitos alimentarios y la falta de actividad física, lo que a su vez ha producido cambios relevantes en los procesos metabólicos y en el funcionamiento de diversos órganos y tejidos; esto ha traído como consecuencia el incremento de enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad.