A Ismael no le gustan las matemáticas. Siempre se queja cuando su abuela Balbina le pide que le explique qué ha aprendido en el colegio. Pero cuando conoce a Elvira, lo ve todo de otra manera. Mientras la abuela les prepara unas deliciosas meriendas, escuchan atentos sus historias de números, divisiones, fracciones y porcentajes. Es entonces cuando Ismael entiende cuál es la magia de las matemáticas