Están ahí, mirándote, luego te agarran y te meten en la máquina de deportación tan pronto como pueden. Tienen signos por ojos y son voraces y despiadados con sus víctimas. Algunos dicen que es urgente renovar, otros que debemos adaptarnos al mercado o corremos el riesgo de perdernos, otros insisten en acosar, simplemente por el placer de ver gemir a su presa. Alfreda Leduc, una anciana, tiene que mudarse porque su casero quiere conservar la casa en la que vive. Una pandemia azota el país y las cosas van de mal en peor. Ella se niega a ceder ante esta amenaza y decide esperar hasta que la Autoridad de Vivienda celebre una audiencia. Pero al propietario no le faltan ideas para perjudicar a su inquilina: ¡quiere sacarla de su edificio! ¿Cómo terminará este asunto? ¿En su apartamento o debajo de un puente?
