Emi pierde todo por el hoyo en su pantalón favorito. ¿Un chicle? De acuerdo. ¿Una moneda? Está bien. Pero ¿la cama y la computadora? Ese agujero Es un problema, y Emi (con su mamá) tendrá que resolverlo. Un relato que acerca a los lectores al género fantástico y nos recuerda que los problemas se resuelven mejor si pedimos ayuda.