Durante algunos años, cuando trataba de entender —“de los que saben”— las situaciones históricas, jurÃdicas, económicas del Derecho en México, recibà una respuesta que me colocó en una especial situación de “impotencia” cultural: “en esto —me dijeron los que saben— hay que esperar que la Corte resuelva”. Luego, ya en clases aprendà que “si lo dice la Corte es y si no lo ha dicho no es”. Tiempo después, en una conferencia escuche la siguiente frase “la Constitución PolÃtica en México dice lo que dice la Corte”. Quizás esa última frase resume lo que procuro exponer. Desde mi formación cultural y académica, si lo tiene que decir la Corte —y/o los Tribunales de Justicia— es porque está mal dicho y, por ende, hay un error de principio, porque el error es del Constituyente y/o del Legislador. Las leyes deben ser claras. ¡Qué importante es que los valores, las costumbres, los principios, los derechos, las garantÃas y las normas estén claros en la Constitución PolÃtica y en las leyes! Sin embargo, luego me he dado cuenta que en México, no es el legislador, sino y por el contrario —como ha ocurrido con la redacción del Código Nacional de Procedimientos Penales—, no es el legislador son algún grupo de académicos o de personas “que saben” las que cobran por hacer —y cobran bien— una mala norma que finalmente termina “negociada” y “aprobada” en el Congreso y/o en el Senado. No nos extrañe que hemos ido “vendiendo” la moral, la religión, la cultura, la educación, las instituciones jurÃdicas, los valores, etc., gracias a ésos “que saben” y que “cobran”. No les miento que por más de quince años he estado esperando y leyendo, leyendo y esperando la respuesta de la Corte —dÃgase Corte Suprema, Sala Primera y Segunda, Tribunales de Circuito—, en relación con el Proceso Penal Acusatorio que nace en el año 2004 en Nuevo León, se vislumbra en Oaxaca, se consolida en Chihuahua y se diluye con el Código Nacional de Procedimientos Penales. Mientras se espera, una serie de “ideas nuevas” fueron ingresando no a la ley y desde la ley, sino desde la Constitución PolÃtica que fue dando, desde la Constitución PolÃtica y desde la Constitución PolÃtica hacia algunas de las leyes una mejor respuesta. No podemos ignorar que las reformas constitucionales del siglo xxi han revolucionado el Derecho y el pensamiento jurÃdico en México, desquebrajando estructuras jurÃdicas, económicas, educativas y polÃticas de poder que se han tenido que enfrentar con su “desnudez” ante la “ignorancia”. Muchos —que al parecer sabÃan—, de un dÃa para otro parece que dejaron de saber. Las reformas constitucionales han puesto al descubierto a universidades, centros de estudios, institutos de investigación, ministros, magistrados, jueces, secretarios de gobierno, académicos, profesores universitarios, profesionales en Derecho etc., y los ha exhibido —repito— en sus paños menores, en la realidad de su ignorancia, en la incapacidad de ponerse al dÃa, la imposibilidad de ofrecer respuestas, la ineptitud de planes, la inopÃa de sus ideas. No se ignora con esto que igualmente se colaron algunas ideas “de moda” interesantes que, desde lo mucho malo que pueden introducir, permiten descubrir las verdaderas intenciones de personas y grupos. Es claro que el enemigo oculto es más peligroso que cuando se descubre y exhibe. Cuando ingresamos al año 2016 no celebramos ocho años sino quince de experiencia de un Sistema de Justicia Penal que asume el Proceso Penal Acusatorio. Hoy —quince años después— la mayor queja pronunciada por magistrados, jueces, agentes del Ministerio Público, abogados de la Defensa Pública, asesores jurÃdicos de las vÃctimas, abogados postulantes, secretarios proyectistas, etc., es “nadie nos ha capacitado”. Nos da pena escuchar de barras y colegios de abogados: “el Tribunal y/o la SETEC, no se ha preocupado de nosotros, nadie nos ha dado capacitación, no estamos preparados para el cambio”. Y, claro, de esto se aprovecha USAID para introducir instituciones, programas, proyectos, lineamientos, modelos, manuales, capacitación, capacitadores, que dominen las estructuras ideológicas, ofreciendo respuestas.